Sombras al viento de la noche

Llego despacio, callada, con su manto gris, sin sobresaltos, sin pasión, pero tiñendo de tristeza mi corazón.

Una vez mas me poseyo, rompió mi corazón.

No es fría ni caliente, no me asusta ni me disgusta, simplemente no me deja ver el color de la vida.

Veo su caminar que discurre cerca de los míos, y eso sí me enerva, me acongoja, dejando tras de mi húmedas lecturas de un rostro curtido que no debería sollozar.

Aléjate de mi y de los míos.

No te quiero soledad.

Ya la veo marcharse y vuelvo a soñar, otro día más, más cerca tí, de ella, de él, de los otros.

Feliz día del Padre (Dedicada a mis hijos)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.