Un post, un momento, … de ilusiones de una vida que estaba rota
Casi no tengo tiempo de escribir, pero hoy he sentido una necesidad imperiosa de escribir algo en mi blog. Muchas veces recibo emails de personas que leen mi blog, y pese a la dureza de lo que escribo, parece ser que mi blog da esperanzas a muchos, ayuda a unos pocos.
Yo solo se (como dice mi firma) que escribo por que quiero, escribo porque pienso, y escribo porque quizás en el paisaje de formación que me domina, siento la necesidad de expresar mi ira y mi amor en este medio tan particular.
Hoy celebrábamos el cumpleaños d mi hija María. Cinco años, que lleva en este mundo, cinco años de pasión por una hija. Hoy me faltaban mis otros hijos. Aquellos que una vez perdí, y que ahora están cerca de mi aunque estén lejos, en otros sitios, en otras historias.
Hoy me ha faltado mi hija Sandra a mi lado, a la que ultimamente solo regaño como jefe, y con la que casi no tengo tiempo de hablar de padre a hija.
Hoy, me ha faltado mi hijo Borja, que estaba con sus líos de los Scouts.
Hoy, me ha faltado Aitor a quien todavía no he localizado.
Hoy me he sentido pleno, junto a los mios que podían estar cerca de mi, y con los mios que se que la distancia no difumina los sentimientos renacidos que fluyen de la natural sensación paterno-filial.
Hoy, como todos los días, he discutido con la mujer de mi vida, la que me ha dado la sensatez de una familia, el descubrimiento del amor, el soporte necesario para que me sienta orgulloso de una empresa que día a día, sube como la espuma, que genera riqueza, que genera empleo estable y… bien pagado.
Hoy, cuando fui a buscar Hosting en google.com me encontré que estaba el primero, en el global, en español y en España.
Hoy, cuando pienso en el mogollón que tengo por delante por culpa de una maquina maldita, el retraso de unos proveedores, la presión de un mercado que compra empresas como churros en la feria, … me siento pleno.
No me importa la estupidez de un sistema que me pregunta por mi libertad condicional, cuando en teoría con las redenciones que deberían haberme aplicado, ya que mi condena es del Codigo Penal de 1973, debería estar a punto de ser libertad total, me río.
Me río, porque ya hace 10 años, me dijeron que nunca saldría del pozo de la droga, que no seria un hombre de provecho. Me rió, porque quien me lo pregunta ni siquiera me conoce. Simplemente soy uno de los tropecientos expedientes que tiene que resolver cada mes. me rió porque ni siquiera se han preocupado por saber de que va mi vida, ni mi condena.
Hoy, se algo mas de lo que no sabia. Se que me duele el estomago cuando llega la hora de pagar las nominas, ya que de mi dependen muchas familias. Se que me duele, cuando mis clientes se ofuscan porque las cosas no van tan bien como deberían ir para ellos.
Solo sé, que cuando sali en tercer grado, la empresa tenia 3 trabajadores. Hoy, son ocho. Y busando más.
Joder, que les den por el … Que me dejen en paz. Que dejen ya. Que dejen de hablar de inserción, de gilipolleces, y que me dejen dormir en mi casa, con mi gente, con mi familia. Quiero ser libre, libre quiero ser.
Ni me puedo hacer a la idea de lo gratificante que debe de ser todo eso que cuentas para ti. Joer, enhorabuena, de verdad…
Agobiado de trabajar he cerrado todas las ventanas menos una, el FireFox. He parado un segundo el ratón sobre la barra de direcciones, y tras unas décimas de pensamientos, he recodado a esa persona que aunque no lo sepa su empresa me ayuda con mi empresa.
Hacía tiempo que no venía por aquí, pero mi vuelta ha supuesto un ápice de fuerzas para continuar con mi labor, labor que actualmente ya suponen varios días enteros, de principio a fin, frente a esta máquina bendita que es mi dulce cruz.
Ante la claridad de esta realidad y de unas palabras de tu vida, solo me queda una opción; apostar por dar un paso más, superar la barrera de la independencia que me protege de mis miedos profesionales, que protege el futuro de mi empresa, pero a su vez le aleja del crecimiento.
Recurriré a mis amigos en busca de un socio. Porque en esta vida hay que apostar, y como Marco nos enseña, nunca nada está escrito.