FIES, Fichero de Internos de Especial Seguimiento. Horas de Luz

No se ni como se me ha ocurrido. No sabia de su existencia, pero hoy he visto «Horas de Luz» de Manolo Majti.

Para muchos será una alegato a la brutalidad, para otros, una falacia sobre el sistema penitenciario español, y para otros la exaltación de un asesino.

Es difícil de explicar, cual es mi postura, ya que el viví el nacimiento de esta aberración existente en el sistema penitenciario español, en mi primera experiencia allá por el final de los años 80.

Tiempos distinto a los actuales, en los que el sistema se ha suavizado, casi, convirtiendo a un gran número de la población reclusa, en zoombies drogados legalmente a base de metadona y tranquilizantes de todo tipo, lo cual en términos globales, es muy bueno para la administración ya que no protestan, no hay líos, no hay problemas, y en cierta medida están domados. (Ausencia de motines)
Sin embargo, todavía hay personajes como el de la película, cruzan la linea o la cruzaron hace tiempo. Desde entonces, muchos de ellos se han convertido en seres violentos, unos con un instinto asesino casi incurable, y otros, sobreviven a duras penas, en un sistema sustentado por la propia administración, y por los funcionarios que allí son destinados.

Conocí mi experiencia con los FIES, cuando me encontraba en el Laboratorio, eufemismo con el que conociamos las celdas de castigo o aislamiento de Carabanchel. Allí estaban dos FIES que estaban de conducción (traslado) a Madrid, por motivos de Juicios.

Allí descubrí porque una persona podía llegar a tener instintos asesinos, porque podía arrancarle la oreja a un funcionario si este se acercaba.

Quien vea la película, puedo garantizarle, que lo que en ella se expresa es un cruel pero real alegato a la terrible miseria de un sistema que no es valido. Que es inhumano.
Un sistema, en el que si cruzas una sola vez la linea, es probable que ya no exista retorno. Bien porque quedes inutilizado para la existencia social, tal vez porque un día, decidas terminar el horror de tus días, tal y como muchos lo hicieron en su día, o bie porque te conviertn en un zoombie a base de potentes medicamentos.
No quiero olvidar, no quiero pensar que ya debo mirar a otro lado, y no pensar.

Es duro ver esas imágenes, pero es necesario, para mi. Quiero sentir que hay gente, que existe un sector social, que aun cree que hay otros caminos, otros formatos.

Me niego a pensar que todos son tan hijos de puta como el Jefe de Modulo, que en la película, se convierte en un torturador, cuya amargura expresa con un «15000 pesetas me pagan mas por estar con los FIES…».

Me niego a pensar, que todos creen en que con enchufar a los peligrosos, a los rebeldes, Sinogal o Aloperidol, pueden dormir el ansia de libertad que algunos presos, sienten, viven, y padecen.

De hijos de puta esta el mundo lleno, pero es responsabilidad de la sociedad, que esto no ocurra, que no pase ni vuelva a pasar. Porque si el funcionario de prisiones y el sistema se deshumaniza, ya no hay vuelta a tras.

Se que hay páginas que hablan pestes de lo que hizo, y cierto es que el sabrá lo que hizo. Su condena 113 años, pero esa condena, no lleva pareja, la vida y trato que en esa película se denuncia. No es entrar en la polémica de su condena ni en los sentimientos de los familiares de sus víctimas, a los que desde aqui, muestro mi más profundo respeto. A fin de cuentas ellos son victimas de esta otra victima.
Es hablar, de los principios básico de nuestra Constitución, y de la Ley Orgánica General Penitenciaria. Ellos hablan de la reinserción. Y eso nunca será posible, si se sigue pensando, que el palo, la crueldad extrema, el aislamiento, y el rencor pueden liberar la sociedad de los pecados que ella misma se procura.

Y siento decir, que la película es lo que es y habla de lo que habla.

««La pregunta está mal planteada», razona Marimar. «A ver, ¿liberar a un asesino o a una persona condenada por asesinato? Porque son dos cosas diferentes. Para lo primero no tengo respuesta. Considero que un asesino es la persona que sale de su casa premeditadamente pensando en cargarse a alguien, o quien vende drogas a un niño, o el ejecutivo que va a f… niñas a Tailandia. Pero no la persona que dispara para proteger su vida, como hizo Juanjo, aunque no sea justificable. Mi marido no es un asesino; es una persona condenada por asesinato». »
María del Mar Villar (Esposa de Juan José Garfia)

Va por ti, Juanjo.