Manuel Elkin Patarroyo vuelve a la carga: Promete la vacuna definitiva SPF66

Hace años, por cuestiones de mi trabajo, conocí el trabajo de Patarroyo sobre la vacuna de la Malaria. Un cliente mío quería editar un libro sobre la vida de este investigador, y comencé la edición de libro.

Tuve el gusto de conocerle en una recepción en el Cuartel de Conde Duque (Madrid) con su Majestad la Reina Sofía.

Boato, mercaderes, junto un hombre que había sido defenestrado por la industria farmacéutica orquestando a la poderosa revista Lancet por atreverse con mala fortuna, decir que cuando la vacuna estuviera lista, la donaría a la OMS.

El primer error, que se trataba de la primera vacuna sintética, y el segundo que entre esa forma de trabajo y la donación de la vacuna a la OMS, la vacuna se ponía en 1$ USA, frente a los casi 30$ USA que podría costar a la comunidad internacional, si Merk, u otros gigantes de la miseria humana, denominadas Industrias Farmacéuticas, se hicieran con el proyecto. (En un fácil ejercicio matemático, calcule la diferencia de beneficios. Multiplíquense el número necesario de vacunas por 1 o por 30)

En estas, un esquirol (en mi modesta opinión), su ayudante, Pedro Alonso , vendido a la política (connotaciones con la Generalitat y su enfrentísimo con el estado Español) y las multinacionales como GSK (GlaxoSmithKline) y mi gran amigo Guillermo Puertas, aporto aun más mierda para hundirle por aquello de que su vacuna solo era eficaz al 35%. Esta cantidad, aplicable a los millones de personas que mueren a causa del virus de la malaria, es impresionante, pro no olvidemos que solo se trata de los pobrecitos de África, Asia y Sudamérica, que no representan el potencial económico necesario. No que decir tiene, que es mejor hacernos llorar con mensajes lacrimógenos por televisión, respecto de la ayuda humanitaria y la colaboración necesaria del espectador a través de cuentas corrientes o apadrinamientos, que ofertar la ayuda necesaria a un investigador, constante, tozudo, humilde, y humanista, que ha desafiado una y otra vez, las presiones de los jinetes del apocalipse farmacéutico.

Ahora, después de casi una década alejado de la polémica, vuelve a la carga, para proclamar que esta a punto de finalizar sus estudios, sobre una solución eficaz, angustiado por la falta de fondos económicos, y llegado a nuestro país, una vez más como hace 10 años, para buscar las míseras fuentes de financiación, para finalizar, lo que hace mas de dos décadas, su descubrimiento fue clasificado por Nature, como uno de los 100 acontecimientos más importantes de la parasitología de la historia.

Un tozudo de 60 años, que proclama en el artiuclo publicado en El Mundo

“Le conocí cuando yo tenia 17 años, y espero llegar a los 85 para derrotarlo definitivamente”

Un colombiano, más cercano a los personajes de García Márquez, que vestido con su guayabera navega por el amazonas, en Leticia, sigue soñando con vencer a esta plaga que mata a mas de 3 millones de niños al año, que no quiere que los mercaderes de la miseria humana, sigan enriqueciéndose a costa de esta enfermedad, más propia del tercer mundo, que del nuestro, donde siguen tratando de convencernos, de que la única forma posible de ayuda, es el paternalismo liberal, los ingresos en cuenta, la cooperación internacional, auspiciada y orquestada, por grupos de presión mundiales, que nos engañan y manipulan, con miles de mensajes publicitarios engañosos.

Que son 5 millones de euros, para finalizar un proyecto que salvara 3.000.000 de niños cada año?

Evidentemente enfadado con la propia OMS, patio de mercaderes y marionetas, nos da con su contagiosa fe, propia de los grandes inventores de la historia de la humanidad, Premio Príncipe de Asturias, con la humildad que le caracteriza, un esperanza

“La vacuna alcanzará el 90% de eficacia, lo que seria suficiente para erradicar la malaria de la faz de la tierra.”

Desde mis humildes líneas, mi apoyo, a este humilde, humanista y tozudo investigador colombiano, que seguro pasará a la historia, por ser el investigador que erradico la malaria de nuestro mundo.

Un fuerte abrazo.