La fuerza del amor!
Cuarenta minutos de amor. Cuarenta minutos tras el frío cristal de un locutorio de comunicaciones, son suficientes para olvidar la fría realidad de un pasajero momento de mi vida.
Un hija que alejaron de mí, y su marido, (quienes pese a verme visto, solo una vez hace ya 45 días), recorren 400 kilómetros para estar junto a mí, cuarenta minutos de amor.
Una hija que vuelve a contarme una historia ya que se repite una y otra vez, descubrirme el mundo de mentiras que unas madres, que con la excusa de una protección, ocultan y ocultarán, mi paternidad.
Una mediante la ausencia, otras más atrevidas buscaron el amparo de una ciega justicia que castiga una y otra vez a aquéllos que por estas cosas pasamos, pese a que solo un castigo debe haber y, otras mediante la mentira.
Oigo con dolor, cómo a mis hijos Aitor y Borja, se les ocultó mi identidad.
Se les ocultó su verdadera naturaleza: hermanos de padre.
Espero con ansia los días que quedan para poder ver a Borja, quien ya sabe quien soy. Y a quien él, ha expresado su deseo de verme. Espero con ansia sus emails, y poder explicarle algo más de mí. Algo que no tiene que ver con mi presente, pero que digan lo que digan, conforma mi pasado histórico.
Cuento los días necesarios para encontrar a Aitor, último eslabón de la cadena de mi vida, que casi está reparada.
Después, solo la fuerza del destino, la fuerza del amor, guían los pasos del Fénix que surge de las llamas de mi infierno, que comenzó hace ya veinte años.
Ya no hay fuerza ni destino para aquéllos, que a lo largo de este tiempo, soplaron, azuzaron y dieron de comer a mi fuego.
Ahora solamente tengo, la fuerza del amor.