Un día como una persona normal…

Bueno tan normal no, porque a las 9 de la mañana ya estaba liado (sin lentillas) con un tema de un cliente que me ha llamado. el vuelco de siempre pensando que era un servidor acarajotado, y la verdad era solo un problema de tantos que nos da el Cpanel.

Después, como un marujo autentico. Limpieza integral de la casa, retirada de escombros, y esas cosas que solemos hacer los solitarios cuando nos vemos obligados a ello.

Después, una vuelta por mis tickets y mas tarde decidí dar un vuelta por mi barrio de origen: Lavapies.

Comida en un Griego, donde le di suerte a un un poco de moussaka y tzatziki, para terminar en el Kiebro, (C/Mesón de Paredes casi esquina con la calle Miguel Servet), de un colega de Fuenlabrada, que intenta abrirse paso en la hostelería en Madrid. Pintura ecológica, buen rollo y permisividad, y lo más alucinante para mi, WiFi gratis, sin Fonera, sino un router de Timofonica, un Zyxel cualquiera.

Pero la verdad es que me siento un adolescente a mis cuarenta berejes. No me quito de encima la imagen de esa mujer que ha despertado en mi los instintos tanto tiempo adormecidos. Solo la conozco de vista, pero coño. Cada vez que cruzo mi mirada con la suya, noto que despierta en mi el hombre que hace tanto tiempo dormita en la incongruencia de un pasado que no debió existir, de una falacia que persistió por nobles intereses, pero que dejaron mi ser dormido y atontado. Siento la necesidad de dar y recibir cariño, de pasar largas horas de platica entusiasmada, de perderme como no, en los brazos de baco acompañado de lujuria.

Quiero hablar con ella, quiero tener la oportunidad de transmitirle el impulso primigenio que surge de mi, acompañado de todo el terremoto que me produce solamente con verla. Algo dentro de mi, me dice que hay algo de esa mujer, que me gusta, que me quema el interior, y que me hace pensar lo que hace ya muchos años deje de soñar.

Mejor lo dejo, porque me enciendo, y luego nos llamaremos a equívocos. Sobre todo yo, que sueño con lo que no tengo, y al final me la daré, … pero que bonito dársela, cuando uno sueña con un ángel como ese. Quiero ser San Gabriel, o Belcebu, que casi le molará mas.

Ahora, un rato más de infatuo quehacer, algo de colada, unos tickets, alguna migraciones, y después, vuelta a la semana laboral.

«Si te cuentan que me vieron borracho, orgullosamente diles que es por tí, porque yo tendré el valor de no negarlo, gritaré que por tu amor me estoy matando y sabrán que por tus labios me perdí»