Soy un puñetero BOFH
La verdad es que hacia tiempo que no escuchaba el término, más conocido por aquellos que llevamos nuestros años en Internet (más de 15) que de las nuevas generaciones.
Hoy, un colega de profesión, en domingo, mientras me ofrecía una shell para una máquina virtual para probarla como betatester, me ha saltado con un:
Somos unos bofh’s. Nunca seremos directivos.
Que razón lleva. Lo único que conozco de los directivos no es sino su parafernalia de reuniones, calendarios, pijoteo y rollitos de buenas palabras que terminan con el tiempo y el momento de la reunión, y que más allá de esos instantes, su trabajo se reduce a poner palabras de otros, en un contexto adecuado, véase la cadena de producción para luego echarse las flores, o bien llenar de mierda a los que tuvieron que dsarrollar su magnifica idea.
No estoy muy de acuerdo con el termino BOFH según la wikipedia, ya que prefiero el juvenil despiece de la Asociación de Usuarios de Linux de Cataluña Central (lo siento pero soy castellano, ellos me entenderán aunque no me comprendan)
Llevo años dedicado a las IT (abreviatura de algo que es muy amplio y que se halla demasiado generalizado), desde mis tiempos de las Artes Gráficas, y desde entonces he soportado muchos tipos de lusuers.
Unos por la vía del amigüismo o de las relaciones personales, otros por permitirse en un modelo empresarial que triunfó en LMI (nótese el tiempo pasado porque siguen a la baja), pero que en Fenixer no ha cuajado, (posiblemente por la premura de las decisiones y los cambiantes modelos de negocio propuestos); los otros, por las relaciones empresariales o interprofesionales.
En el medio, aquellos que comparten conmigo o sin mi, una visión de la dinámica del conocimiento, ni tan open source como algunos plantean pues a la postre también a veces, resulta un poco escandalosamente escorada hacia una izquierda trasnochada y casi gótica (alusiones a algún actorcito de izquierdas metido a político mediático), pero sí, cercana a mis maneras. En cierto modo reconozco que le debo tanto a los demás como los demás a mi mismo y eso a fin de cuentas es asociacionismo puro y duro, o cuando menos, un alegato a que el conocimiento es de todos, y no de unos pocos, claro esta, que una cosa es hablar en pequeñas dosis y otra en plan, geosocial.
Así, que el domingo, víspera de mi cumpleaños, me he sentido BOFH, un puto bastardo operador del infierno, que es en lo que anda mi vida convertida por empecinarme en trabajar por y para las IT.
Que ruina más bonita.