Quiero y no puedo
Pasan los días, y no se me pasa. El tiempo me resquebraja aun más mis sentidos, y no puedo resistir la mirada de la hija de Leda. Solo con ver su belleza, se me turbia la mirada, pienso en el rapto, y entonces recuerdo la triste leyenda de París. No quiero la lucha bajo los muros de la ciudad, mientras se escribe el momento de otras glorias que no sean las mias. No puedo permitírmelo, así que tengo que ofuscarme entre tickets, migraciones y otras artes menos nobles, que el placer de los sueños, o mejor aun, gozar de su compañía. No será mi nombre escrito con sangre en los libros de historia, ni mi nombre por el resto de los mortales recordado.
Aun alberga mi pensamiento la duda sincera, de su respuesta dada. ¿será el miedo? ¿sera que no soy correspondido?. Que mas da. Ninguna respuesta me acercará aun más a ella.
Así pues, solo me queda soñar, que es algo gratuito, mortificarme con el deseo apagado por la soledad inmerecida, y esperar que una vez más, la fortuna ilumine mi destino, con un amor correspondido.